Un debut de peso europeo y un técnico asombrado

Por Yanira

No todos los fichajes récord llegan listos para jugar. Este sí. Alexander Isak, 125 millones de libras después y con una pretemporada hecha pedazos, saltó al césped de un partido grande y aguantó una hora a buen nivel. El Liverpool venció 3-2 al Atlético de Madrid en una noche eléctrica de Champions y Arne Slot, que había pedido paciencia, terminó confesando su sorpresa: esperaba darle como mucho 45 minutos.

El guion fue intenso de principio a fin. Andy Robertson abrió el marcador y Mohamed Salah amplió la ventaja con un derechazo que encendió Anfield. El Atlético, fiel a su competitividad, se rebeló con un doblete de Marcos Llorente que enfrió el estadio. Cuando el empate parecía definitivo, apareció Virgil van Dijk con un cabezazo en el tiempo añadido que selló los tres puntos. El resultado refuerza al campeón de la Premier y, en paralelo, pone el foco en la adaptación exprés de Isak.

Slot lo explicó con claridad al terminar: estaba “positivamente sorprendido” por el estado del delantero. Había sido prudente en la previa: dos semanas de entrenamientos, ritmo competitivo bajo y una pretemporada alterada por su deseo de salir del Newcastle. Aun así, el técnico holandés detectó algo clave: no es lo mismo fichar a un chico de 20 años que a un jugador de 25-26 curtido en la liga. Esa experiencia, dijo, marcó la diferencia para llegar vivo a los 60 minutos.

Isak no necesitó firmar un gol para enseñar por qué costó lo que costó. Se movió bien entre líneas, ofreció apoyos limpios de espaldas y estiró a la defensa del Atlético con diagonales largas que abrieron pasillos para Salah y los interiores. En presión, apretó al primer pase y forzó varios envíos precipitados. El Liverpool encontró en él una referencia que no se queda quieta, y eso le dio aire al equipo cuando tocó defender más bajo tras el 2-2.

La situación previa al traspaso no fue sencilla. En Newcastle, el delantero se apartó a la espera de resolver su salida rumbo a Anfield. Esa decisión le dejó corto de minutos y sin continuidad de carga física. Pese a ese contexto, su estreno dejó una imagen de futbolista con oficio: midió esfuerzos, eligió bien cuándo acelerar y mantuvo el detalle técnico en controles y descargas. Slot remarcó que la calidad no le sorprende “a nadie que lo haya visto jugar”. El impacto inmediato, ese plus competitivo en Europa, es lo que más valoró.

El cambio por Hugo Ekitiké, otro recién llegado con buena pinta, fue coherente con la planificación de minutos. La rotación no solo protege al sueco; también alimenta la competencia en una delantera que empieza a encontrar nuevas sociedades. Ekitiké entró con chispa y dejó claro que quiere sitio. La lectura interna es simple: todo el frente de ataque está bajo examen semanal, y eso suele mejorar a todos.

El partido también dejó pistas tácticas. Con Isak, el Liverpool puede mezclar ataques más pausados con rupturas rápidas. Su radio de acción fuera del área arrastra centrales y libera al lateral que llega por sorpresa, como Robertson en el 1-0. Cuando se vuelcan los interiores, el sueco entiende cuándo fijar, cuándo caer a banda y cuándo dejar que sea Salah quien amenace el espacio. Esa lectura adelantada de la jugada es oro en noches europeas donde cada detalle decide.

¿Y ahora? El calendario no espera y asoma el derbi de Merseyside contra el Everton. Slot no quiso mojarse: no garantizó titularidad para Isak y deslizó que evaluarán su carga día a día. El plan parece claro: sumar entrenamientos de calidad, controlar los picos de esfuerzo y evitar contratiempos musculares. El físico manda en septiembre, y más cuando el delantero viene de un verano interrumpido.

Más allá de la euforia, el cuerpo técnico mira una foto más amplia. Este Liverpool se reconstruye con piezas nuevas y un entrenador que pide agresividad sin perder control. En ese libreto, Isak encaja por su capacidad para añadir pausa y, a la vez, acelerar cerca del área. No es solo un finalizador; también es un conector que puede mejorar la producción de los extremos y liberar a los mediocampistas para llegar desde atrás.

La inversión marca el nivel de exigencia. Un traspaso récord obliga a rendir ya. El debut no resuelve nada por sí mismo, pero sí cambia la conversación: de la duda por su estado de forma a la expectativa real de que sume titularidades en pocas semanas. El propio Slot lo dejó caer: la experiencia en Premier le permite soportar 60 minutos al primer día. Si el equipo le da contexto y le dosifica, ese umbral se moverá pronto.

Para el Atlético, el test también fue útil: con Llorente castigando a la espalda, el partido mostró que a Liverpool todavía le falta ajustar transiciones cuando pierde la pelota en salida. Esa es una zona donde Isak puede ayudar, fijando mejor el primer pase de alivio para evitar pérdidas cortas. Son matices que se afinan con horas de trabajo compartidas.

En el vestuario, la sensación fue de alivio y ambición. Tres puntos sufridos y la certeza de que el nuevo ‘9’ ya suma. Anfield reaccionó a cada control limpio y a cada carrera medida del sueco. No es solo entusiasmo: es la percepción de que el equipo ha ganado una herramienta distinta para noches cerradas, cuando el partido se decide por una recepción orientada o una descarga que llega medio segundo antes.

El siguiente tramo dirá si Slot mantiene la línea de prudencia o acelera el proceso. De momento, el primer examen dejó material para creer que la adaptación será rápida. El entrenador quería 45 minutos; obtuvo 60 de buen nivel y una victoria europea que da margen para trabajar sin ruido.