Cambio de nombre: qué significa, cuándo se hace y qué casos hay en Chile
Un cambio de nombre, el proceso legal por el cual una persona modifica su nombre registrado en los registros civiles. También conocido como rectificación de nombre, no es solo un trámite burocrático: es un acto de reconocimiento, reparación o liberación personal que muchas veces marca un antes y un después en la vida de quienes lo piden. En Chile, esto no se hace por capricho. Se necesita una razón clara, documentada y aprobada por una autoridad judicial o el SERVEL, dependiendo del caso. Puede ser por identidad de género, por evitar confusión con otra persona, por rechazo a un nombre impuesto, o por protección frente a amenazas. Lo que muchos no saben es que, en los últimos años, ha habido un aumento significativo en solicitudes vinculadas a personas trans, migrantes que quieren adaptar su nombre al español, o incluso familias que buscan corregir errores históricos en los registros.
El SERVEL, el Servicio Electoral de Chile, encargado de gestionar el padrón electoral y también parte de los registros civiles no solo se ocupa de votaciones. También recibe y evalúa pedidos de cambio de nombre cuando no requieren juicio. Por ejemplo, si alguien quiere cambiar su nombre por motivos de seguridad o por ser víctima de violencia, el SERVEL puede autorizarlo sin pasar por un juez. Pero si el cambio es por preferencia personal o cultural, como adoptar un nombre indígena o de origen africano, entonces sí se necesita una sentencia. Esto ha generado debates en tribunales, especialmente cuando se trata de menores o de nombres que desafían normas tradicionales. Y no es solo un tema legal: tiene impacto en la salud mental, en el acceso a servicios, en la forma en que la sociedad te reconoce. Un nombre es parte de tu identidad, y cuando esa identidad no coincide con lo que dice el papel, el estrés puede ser enorme.
En Chile, los casos más visibles han estado ligados a identidad de género, el derecho de las personas a vivir y ser reconocidas según su identidad de género, independientemente del sexo asignado al nacer. En 2019, la ley de identidad de género permitió que personas trans pudieran cambiar su nombre y sexo en su cédula sin necesidad de cirugía ni autorización judicial. Pero muchos aún enfrentan trabas: empleadores que no actualizan sus registros, sistemas que no reconocen el nuevo nombre, o simplemente el miedo a ser discriminados. También hay casos de migrantes que, tras años en Chile, piden cambiar su nombre para integrarse mejor, pero se encuentran con que el trámite es lento y caro. Y no es raro que familias busquen corregir errores de escritura en el nacimiento —como un apellido mal escrito o un nombre que nunca usaron— y se den cuenta de que, aunque parece simple, el sistema no está hecho para eso.
Lo que ves en las noticias —como cuando alguien famoso cambia su nombre, o cuando un tribunal autoriza un cambio por razones de seguridad— no es aislado. Son puntos de una red más grande de personas que luchan por ser llamadas como quieren. En esta colección de artículos, encontrarás historias reales de personas que pidieron un cambio de nombre, los obstáculos que encontraron, y cómo el sistema respondió. También verás cómo esto se relaciona con otros temas como el voto de migrantes, la inclusión en el censo, o los derechos de las comunidades LGTBIQ+. Porque un nombre no es solo una palabra: es el primer paso para ser visto, reconocido y respetado.
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