El 24 de noviembre de 2025, Novo Nordisk A/S anunció un golpe devastador para la medicina neurodegenerativa: semaglutide, el fármaco que revolucionó el tratamiento de la obesidad y la diabetes bajo las marcas Ozempic, Wegovy y Rybelsus, no logró ralentizar el declive cognitivo en pacientes con Alzheimer temprano. Los resultados definitivos de los ensayos EVOKE y EVOKE+, que involucraron a 2.750 personas en 400 centros de 25 países, fueron un rotundo fracaso en su principal objetivo: mejorar la función cerebral medida por la escala CDR-SB. Aunque el medicamento sí mostró cambios prometedores en marcadores biológicos del cerebro, esos hallazgos no bastaron para justificar su uso contra la enfermedad. La noticia dejó en shock a la comunidad científica, que había visto en semaglutide una esperanza real tras años de fracasos en la lucha contra el Alzheimer.

Un sueño que se desmoronó

La idea de repurponer semaglutide para el Alzheimer no surgió de la nada. Estudios epidemiológicos habían mostrado que pacientes con diabetes tipo 2 que tomaban agonistas del GLP-1 —como este fármaco— tenían un riesgo significativamente menor de desarrollar demencia. En laboratorios, se observó que estos compuestos podían reducir la inflamación cerebral y la acumulación de proteínas tóxicas como el beta-amiloide. Por eso, en 2023, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) otorgó a Novo Nordisk una designación Fast Track para acelerar su desarrollo. Los ensayos EVOKE y EVOKE+ fueron diseñados para ser la prueba definitiva: 80 semanas de tratamiento con 14 mg diarios de semaglutide oral, comparado con placebo, en personas con deterioro cognitivo leve o Alzheimer inicial. El resultado: cero diferencia clínicamente significativa.

Lo que sí funcionó —y lo que aún no entendemos

Aquí está el giro inesperado: aunque el cerebro no mejoró en su capacidad de recordar, pensar o razonar, sí hubo cambios en biomarcadores. No se revelaron detalles, pero fuentes cercanas al estudio sugieren que disminuyeron ciertas proteínas inflamatorias en el líquido cefalorraquídeo. Eso es relevante. Dr. Daniel J. Drucker, profesor de medicina en la Universidad de Toronto y uno de los mayores expertos mundiales en hormonas incretinas, lo dice claro: "Estos resultados no son un cierre, son una puerta entreabierta". Lo que importa ahora no es si semaglutide cura el Alzheimer, sino por qué afecta al cerebro sin mejorar su función. ¿Es la pérdida de peso el factor clave? ¿O hay un efecto independiente en la microglía, las células inmunes del cerebro? El estudio incluyó a muchos pacientes frágiles, lo que generó datos de seguridad únicos: en personas mayores con riesgo de pérdida muscular, el fármaco fue tolerable. Eso, por sí solo, es un logro.

La reacción de los expertos

La reacción de los expertos

"Fue valiente intentarlo. Y perder no significa que el camino esté equivocado", dijo Dr. Lorraine Kalia, investigadora de Parkinson en Toronto. Su comentario refleja una actitud más madura en la neurología: ya no se busca una píldora mágica, sino piezas de un rompecabezas complejo. En el NeurologyLive Peer Exchange de noviembre, tres líderes en Alzheimer —Dr. Richard Isaacson (Weill Cornell), Dr. Sharon Cohen (Toronto Memory Program) y Dr. Marwan Sabbagh (Barrow Neurological Institute)— coincidieron en algo: el fracaso de semaglutide no desacredita a toda la clase de fármacos GLP-1. Al contrario, sugiere que tal vez necesitamos combinarlos. Por ejemplo, con anticuerpos monoclonales como lecanemab, que ya están aprobados para eliminar placas de amiloide. ¿Y si semaglutide reduce la inflamación y lecanemab limpia las proteínas? La sinergia podría ser clave.

El impacto económico y estratégico

Novo Nordisk, con ingresos de 275.800 millones de coronas danesas (casi 40.000 millones de dólares) en 2024, no puede permitirse perder el impulso de su franquicia de GLP-1. Wegovy generó 8.600 millones de dólares solo el año pasado. La expectativa de ampliar ese mercado al Alzheimer —con 6,9 millones de estadounidenses en etapa temprana— era tentadora. Ahora, esa proyección se desvanece. La compañía canceló el seguimiento de un año de ambos ensayos y ya prepara su retirada formal de la solicitud de aprobación para Alzheimer. La FDA y la Agencia Europea de Medicamentos esperan los datos completos en diciembre, y se anticipa una negativa oficial antes de marzo de 2026. Pero Novo Nordisk no se rinde. Ya está trabajando en compuestos de próxima generación, diseñados para cruzar mejor la barrera hematoencefálica. El futuro no está en semaglutide, sino en sus sucesores.

¿Qué sigue?

¿Qué sigue?

Los datos secundarios de los ensayos EVOKE y EVOKE+ se publicarán en 2026, y podrían revelar si ciertos subgrupos —como pacientes con diabetes previa o con niveles altos de inflamación— sí respondieron. Mientras tanto, otros fármacos GLP-1 están en la línea de salida: tirzepatida (de Eli Lilly), que actúa sobre dos receptores, ya está en estudios tempranos para Alzheimer. La ciencia no se detiene. Lo que falló en este caso no invalida la hipótesis: solo indica que la primera versión del fármaco no era la herramienta correcta. El cerebro es un enemigo difícil. Pero no invencible.

Frequently Asked Questions

¿Por qué se pensó que semaglutide podría ayudar en el Alzheimer?

Porque estudios observacionales mostraban que personas con diabetes tipo 2 que tomaban agonistas del GLP-1 tenían menos casos de demencia. Además, en laboratorios, estos fármacos reducían la inflamación cerebral y la acumulación de proteínas tóxicas como el beta-amiloide. La hipótesis era que lo que protegía el páncreas también podía proteger el cerebro.

¿Qué significa que falló en el principal endpoint del estudio?

El endpoint principal fue la escala CDR-SB, que mide cómo cambia la capacidad cognitiva y funcional de un paciente con el tiempo. Que semaglutide no mejorara esta métrica en comparación con placebo significa que, clínicamente, los pacientes no se sintieron mejor, no recordaron más, no pudieron hacer tareas cotidianas con más facilidad. Sin ese beneficio, no puede ser aprobado como tratamiento.

¿Esto significa que todos los fármacos GLP-1 están descartados para el Alzheimer?

No. Semaglutide es solo uno de muchos. La tirzepatida, de Eli Lilly, actúa sobre dos receptores y podría tener un efecto más potente. Además, los expertos creen que combinar GLP-1 con anticuerpos anti-amiloide como lecanemab podría ser más efectivo. El fracaso de este fármaco no cierra el camino, solo lo redirige.

¿Qué pasa ahora con los pacientes que ya tomaban semaglutide por Alzheimer en los ensayos?

Los participantes fueron informados de los resultados y se les ofreció un seguimiento médico estándar. No se les retiró el medicamento de forma abrupta, y muchos continuarán bajo supervisión clínica. Novo Nordisk no planea comercializarlo para Alzheimer, pero los datos de seguridad recopilados serán valiosos para futuros estudios en poblaciones vulnerables.

¿Cuándo se conocerán los detalles de los biomarcadores que mejoraron?

Los datos secundarios, incluidos los biomarcadores cerebrales, se publicarán en revistas científicas entre enero y abril de 2026. Estos hallazgos podrían abrir nuevas líneas de investigación, incluso si no llevan a un nuevo medicamento inmediato. La ciencia a veces avanza por caminos inesperados.

¿Por qué es importante que el estudio incluyera pacientes frágiles?

La mayoría de los ensayos de Alzheimer excluyen a personas mayores con múltiples enfermedades o bajo peso. Este estudio incluyó a muchos de ellos, lo que ofrece datos reales sobre seguridad en la población más vulnerable. Si semaglutide fue tolerable allí, eso da confianza para probar otros fármacos en personas mayores con múltiples condiciones, algo crucial para futuras terapias.